Allí me cuidaron y mimaron de manera tal, que me olvidé que tenía cáncer...al menos durante una semana.
Y ahora que he regresado...sólo quiero que llegue el próximo martes 1 de septiembre, porque será el día que reciba EL ULTIMO CICLO DE QUIMIOTERAPIA.
Lo raro de esto es que, debería estar contenta no? Pues lo que estoy es muy emocionada.
Quizás la "emoción" no sea el sentimiento más lógico, pero yo no soy muy lógica así que confirmo que eso...es lo que siento.
Lloro pero de emoción. Pienso en cuando empezó todo esto y lloro. Recuerdo lo duro que fue empezar la quimio y lloro. Hago cuentas y me encuentro casi 6 meses después, terminando una etapa dura...y lloro.
Pero insisto en que no estoy triste, es como si una parte de mi, la Kris adulta...acariciara la cabeza (llena de este nuevo pelo/pelusa que me ha salido) y le dijera a la pequeña Kris "...ves, todo ha pasado ya. Ya no te queda nada, ya has aguantando 8 ciclos de quimio. Eres fuerte, eres valiente, tu cuerpo ha resistido, tu cabeza sigue en su sitio. No te has dejado vencer por la pena, la rabia, el dolor o la impotencia, has podido con esto y te espera una vida estupenda cuando todo esto pase. Y recordarás esto como algo que te hizo aprender".
Y por eso lloro.

Cuando empecé a leerlo me puse a llorar, pero luego, me he reído y hasta me he emocionado.
En la contratapa dice que "El mundo amarillo habla de lo sencillo que es creer en los sueños para que éstos se creen. Y que el creer y el crear están solo a una letra de distancia".
Me gusta mucho cuando el autor dice que lo más importante del libro es que descubras a los "Los Amarillos. Ellos son el nuevo escalafón de la amistad, esas personas que no son mi amantes ni amigos, esa gente que se cruza en tu vida y que con una sola conversación puede llegar a cambiártela".
Albert Espinosa tuvo cáncer desde los 14 a los 24 años y cuenta como lo vivió y que aprendió pero sobre todo, El Mundo Amarillo es el mundo en el que le gusta vivir, independientemente de lo que haya perdido, sigue vivo y vive la vida sin dejar escapar nada que pueda hacerle feliz.
Y leyéndolo, lloro y me río, pero es genial porque ya tengo una lista de muchos amarillos que hay en mi vida y por eso, tengo que estar agradecida.