Señoras y señores, el día 10 de febrero ya ha pasado.
He visto a mi querida oncóloga (debo tener algún síndrome raro con ella...pero es un encanto de persona y por supuesto de profesional) y me ha sonreído, felicitado y luego ha dicho...las palabras mágicas.
Cogida de la mano de mi amiga Gema, escuché a la doctora decir: "Kris todo está bien, hasta dentro de un año, no tienes que hacerte más pruebas. Sólo hazte una analítica en julio para ver los marcadores tumorales y ya está".
Me dio dos besos, hablamos de Argentina porque ella está casada con un argentino y me dijo que me deseaba lo mejor.
Desde el principio de esta historia, hemos tenido una conexión especial. Tal vez puede haber sido porque ella está fascinada con mi país o porque hemos tenido química, pero siempre nos hemos sentido muy cómodas la una con la otra.
Nos hemos reído, me ha dicho que soy "muy salá", y a veces...que "estoy como una regadera".
Pero siempre, incluso en las etapas más duras Eva ha tenido una sonrisa, una palabra de cariño, y muchas veces, me ha dado un gran abrazo para tranquilizarme.
Esto en cuanto a lo humano, y en cuanto a lo profesional es excelente. Siempre he tenido de ella una respuesta clara y segura y yo, se lo agradezco.
Esta enfermedad es muy dura y si encima no tienes la gran suerte que he tenido yo de tener una excelente oncóloga, supongo que sería más difícil.
Por eso yo estoy muy feliz estos días.
Antes de despedirme de mi doctora le dije "recuerda que tú y yo tenemos un pacto.".
Ella me miró con una gran sonrisa y puso cara de...no recordar. Y yo agregué "dijimos que el cáncer no volverá verdad?". Y con mucho cariño me dijo "si, hemos hecho un pacto".
Y así nos despedimos. No sé si volveré a verla porque no sé donde viviré este año, pero si vuelvo a verla, sabré que estoy en buenas manos.
Y como los pactos no se rompen, grito a los 4 vientos que ESTOY SANA y voy a disfrutar de la vida.
He visto a mi querida oncóloga (debo tener algún síndrome raro con ella...pero es un encanto de persona y por supuesto de profesional) y me ha sonreído, felicitado y luego ha dicho...las palabras mágicas.
Cogida de la mano de mi amiga Gema, escuché a la doctora decir: "Kris todo está bien, hasta dentro de un año, no tienes que hacerte más pruebas. Sólo hazte una analítica en julio para ver los marcadores tumorales y ya está".
Me dio dos besos, hablamos de Argentina porque ella está casada con un argentino y me dijo que me deseaba lo mejor.
Desde el principio de esta historia, hemos tenido una conexión especial. Tal vez puede haber sido porque ella está fascinada con mi país o porque hemos tenido química, pero siempre nos hemos sentido muy cómodas la una con la otra.
Nos hemos reído, me ha dicho que soy "muy salá", y a veces...que "estoy como una regadera".
Pero siempre, incluso en las etapas más duras Eva ha tenido una sonrisa, una palabra de cariño, y muchas veces, me ha dado un gran abrazo para tranquilizarme.
Esto en cuanto a lo humano, y en cuanto a lo profesional es excelente. Siempre he tenido de ella una respuesta clara y segura y yo, se lo agradezco.
Esta enfermedad es muy dura y si encima no tienes la gran suerte que he tenido yo de tener una excelente oncóloga, supongo que sería más difícil.
Por eso yo estoy muy feliz estos días.
Antes de despedirme de mi doctora le dije "recuerda que tú y yo tenemos un pacto.".
Ella me miró con una gran sonrisa y puso cara de...no recordar. Y yo agregué "dijimos que el cáncer no volverá verdad?". Y con mucho cariño me dijo "si, hemos hecho un pacto".
Y así nos despedimos. No sé si volveré a verla porque no sé donde viviré este año, pero si vuelvo a verla, sabré que estoy en buenas manos.
Y como los pactos no se rompen, grito a los 4 vientos que ESTOY SANA y voy a disfrutar de la vida.